RIESGOS POR EMISIONES VOLCÁNICAS.
Entendemos por riesgo geológico todo proceso o suceso en el medio geológico, natural o inducido, que puede generar un daño económico o social para el hombre o seres vivos. Estos se clasifican en naturales e inducidos. Pueden ser naturales si son derivados de los procesos internos o externos del ecosistema o inducidos, en el caso de producirse como resultado de la intervención del hombre en el medio geológico.
Canarias es un archipiélago de origen volcánico, por lo que destacan los riesgos por emisiones volcánicas, siendo estos riesgos naturales internos.
Las zonas próximas a los volcanes son tierras fértiles, ricas en recursos minerales y energía geotérmica, por ello tendemos a instalarnos en estas áreas convirtiendo así un proceso natural en un riesgo. Dicho riesgo se puede ver intensificado por ciertos factores como son un incremento de la población que se asienta sobre ellos, aumentando de esta manera el factor de exposición; el tipo de erupción que tenga lugar; la explosividad de las erupciones que depende del tipo de lava, es decir, de la viscosidad de la lava y de la presencia o ausencia de gases; y, por último la frecuencia de las erupciones.
Teniendo en cuenta esto, los principales riesgos por emisiones volcánicos son las coladas de lava que pueden cubrir extensas zonas, lluvias de piroclastos, cuya caída puede provocar muertes, debido al impacto, hundimiento de las construcciones o destrozos de los cultivos; la formación de calderas, lahares, tsunamis, las nubes ardientes, que es la manifestación volcánica más peligrosa que causan combustión y asfixia debido a la inhalación de polvo y quemaduras, etc.
Es por ello que los volcanes que hacen erupción cerca de las ciudades son una amenaza bastante grave.
Como todo riesgo, las emisiones volcánicas tienen unas medidas de predicción y prevención.
En lo referente a la predicción se debe tratar de conocer la historia de los volcanes, los posibles cambios que hayan tenido lugar en topografía y el volcán en sí mismo, anomalías de la gravedad, el aire y la temperatura, y se debe hacer un seguimiento del volcán realizando mapas de riesgo.
En cuanto a la prevención, la medida más destacable es la denominada política de ordenación del territorio que trata de impedir la presencia de personas y explotaciones de recursos en zonas que sean consideradas muy peligrosas, aunque normalmente esta medida no se cumple. Otras medidas son la construcción de canales que desvían la lava hacia lugares no poblados o diques que no la dejen pasar, planificación de posibles evacuaciones, y la contratación de seguros ante la posibilidad de perder pertenencias tras una erupción.
En nuestro archipiélago la actividad volcánica siempre ha sido muy baja y no está muy bien datada, pero los seguimientos y análisis que se realizan nos permiten estar alerta ante una posible erupción. Además, hoy en día todo el mundo hace uso de las redes sociales por lo que la difusión ante emergencia sería rápida por lo que no habria tanto riesgo de haber heridos.
Es importante que la sociedad se implique en el conocimiento de actuación ante un riesgo para disminuir los posibles efectos tanto sobre el ecosistema como la economía y sociedad.
Dariasa Rodríguez de Ara
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